jueves, 23 de octubre de 2008

El Agarrotamiento

El Agarrotamiento

Podemos hablar de agarrotamiento en aquellos casos en que observamos que un deportista ve deteriorada progresivamente su ejecución y parece incapaz de recuperar el control por sí mismo.
Para entender el proceso de agarrotamiento fijémonos en la siguiente figura:


Para empezar, las causas del agarrotamiento de un deportista pueden estar altamente individualizadas, es decir, lo que puede agarrotar a un individuo, puede no alterar a otro.
Por otra parte, cuanto más emocionalmente importante es un acontecimiento deportivo, más potencial de agarrotamiento tendrá, de manera que , los deportistas que intervienen por primera vez en partidos dentro de un campeonato o que tienen que realizar un tiro crítico para obtener la victoria, actúan muy frecuentemente por debajo de sus posibilidades, debido a la acentuación de los cambios fisiológicos y atencionales que se muestran en la figura.
El aspecto más deseable es poder prevenir el agarrotamiento antes de que suceda. Para ello es indispensable un buen entrenamiento que incluya ensayos similares al evento al que nos vamos a enfrentar, es decir, una anticipación de ciertos aspectos del evento (ej: ensayar el saque con un marcador adverso, relajarse y ritualizar unos tiros libres, etc…). De la misma forma, y para minimizar los síntomas fisiológicos, instruirse en alguna técnica de relajación puede ser útil para disminuir la tasa cardiaca y respiratoria, así como la tonificación muscular, de manera que se eliminen las sensaciones físicas asociadas a la tensión excesiva y reducir el número de distractores atencionales.
Sin embargo, durante un acontecimiento deportivo pueden surgir contratiempos inesperados que conduzcan al agarrotamiento, como pueda ser un error inesperado y la percepción del incremento fisiológico (tensión muscular, tasa cardiaca).
Imaginemos una situación en un partido de tenis donde se comete una doble falta con ventaja al resto; el jugador se da cuenta e intenta controlarse mediante autodiálogo: “Vamos, relájate. El partido no es en realidad tan importante”. Sin embargo una pequeña voz interior le dice: “Sí que lo es y estás haciendo el ridículo”. La pérdida de confianza creada por los sentimientos y el fracaso hace dudar de la propia capacidad. En el caso de un deportista con un alto grado de confianza puede funcionar, en este caso, el auto-desafío, utilizando la frustración y el cólera para ayudar a concentrarse en la tarea; cuando la confianza es baja, se debe focalizar la atención en algo más, específicamente en el proceso. Hay individuos que intentan auto-motivarse pensando en las consecuencias de una buena ejecución deportiva: “Si gano este campeonato seré un héroe”, “Si gano la final tendré un buen premio económico” “Si pierdo mi padre se enfadará”, etc… El problema es que, si estando en plena competición se focaliza en las consecuencias, se da paso a posibles emociones negativas, desfocalización de la atención y espiral negativa hacia el agarrotamiento.
Para evitar esto, el primer paso es reconocer que se tiene la atención focalizada hacia las consecuencias y determinar un camino para refocalizar hacia el proceso, entrenado previamente, de forma que la atención hacia las consecuencias sea la señal para hacer un esfuerzo cognitivo y focalizar hacia el proceso.
De todas formas, no siempre es malo pensar en las consecuencias; así por ejemplo, un deportista que se sienta perezoso o cansado puede invertir esta situación pensando en las consecuencias positivas de ejecutar bien.
Por último, si un deportista entra en una fase de agarrotamiento aguda, con poca posibilidad de salir de ella por sí mismo, el entrenador debería percatarse de la situación y aprovechar un momento de descanso o juego parado para indicarle algunos estímulos del proceso hacia los que debe focalizar su atención.

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